lunes, 28 de septiembre de 2009

Grandes guerreros: Templarios


      "NON NOBIS DOMINE,
      NON NOBIS SED NOMINE,
      TUO DA GLORIAM"


          Este histórico lema de los templarios impuesto a la Orden por su primer padre espiritual, San Bernardo de Claraval, sumariza en unas pocas palabras el ideal y el propósito de su existencia.

          Los primeros hermanos no vivían y luchaban por interés personal, sino por un concepto, el establecimiento de la sociedad cristiana, una civilización dedicada a la gloria de Dios. La caballería de hoy intenta emular esta gran tradición en el hecho de que sus trabajos y vidas deben ser un ejemplo para otros y como una hermandad tener como objetivo llegar a construir una aristocracia del espíritu.
          Un caballero templario entiende que hay un Dios, una vida creada por El, una verdad eterna y un propósito divino. En consecuencia esta implícito que la verdadera existencia y las bases históricas de la Orden tienen por objeto:
          1.- Luchar contra el materialismo, la impiedad y la tiranía en el mundo.
          2.- Defender la santidad del individuo.
          3.- Afirmar la base espiritual de la existencia humana.

          Este es un tremendo objetivo, pero esta es la elección de la caballería. Es por lo tanto el deber de los caballeros prepararse y equiparse a si mismos para sostener esas creencias fundamentales. La misión original de la Orden es tan real hoy en día como lo fue en 1118 cuando se fundo, sólo que las circunstancias han cambiado.
          Las crisis y los retos que afronta hoy en día la humanidad reclaman una cruzada que es más importante que cualquiera a que se haya enfrentado la Orden en el pasado. La continuidad de nuestra civilización, con todos sus errores es el reto de hoy en día. En consecuencia es necesario canalizar el trabajo y las actividades de la Orden de tal modo que sea posible entablar esa batalla ideológica que nos reta para la defensa de los valores que sostiene una sociedad basada en la ética y construida a través de siglos.
          Trabajando por estos principios fundamentales, la Orden cooperara con otras ordenes similares a través del mundo en contra del desmoronamiento y los elementos destructivos que prevalecen hoy en la sociedad humana. Sin embargo, no es suficiente oponerse a estos males, la Orden debe sostener la justicia natural y los derechos fundamentales del hombre y estimular la descentralización del poder político del estado reconociendo el derecho de los pueblos y las naciones a gobernarse a si mismos dentro de su medio económico natural.
          De acuerdo con estos principios, la Orden reconoce a todos los seres humanos como hijos de Dios, sin relación a raza o sexo y que tienen el derecho de buscar su bienestar material y desarrollo espiritual en condiciones de dignidad, de seguridad económica y de igualdad de oportunidades. La consecución del marco de referencia para que esto sea posible debe constituir el objetivo central de toda política internacional.
          La Orden apoya la libertad de expresión, de conciencia y de religión; defensa colectiva y medidas positivas para erradicar la pobreza y la injusticia que amenazan la paz del mundo.
          La Orden entiende que la felicidad y la dignidad no solo dependen del bienestar físico sino de cosas en las cuales a las personas les sea posible tomar un interés vivo y profundo mas allá de sus propias vidas privadas.
          La Orden cree en políticas claras y practicas, siendo aquellas las que aseguren una vivienda decente, atención sanitaria, fomentando que todos tengan la oportunidad de vivir una vida total y activa, pudiendo desarrollar sus talentos naturales.
          La Orden fomenta el patriotismo, expresado en el orgullo hacia la propia tierra y sus logros y el reconocimiento del lugar que le corresponde entre las naciones y sus deberes para con la humanidad. Sostiene además la idea de que cada nación debe establecer los mecanismos apropiados para vigilar y aconsejar la mejor utilización de los recursos naturales, en vista de la crisis que se producirá a la larga de minerales esenciales, petróleo, agua, etc.., como también en la agricultura y la forestación
          Entiende que la educación es probablemente la responsabilidad más importante que tienen aquellos encargados de la administración para proveer de instrucción adecuada a nuestras futuras civilizaciones. Se estima que la única política educacional realista es la que se dirija a asegurar los requerimientos que exige la era tecnológica, debiendo también respetarse la persona humana y su derecho y deber de hacer una elección justa, sin comprometer la capacidad del individuo de reflexionar y decidir.
          Mientras la educación determine el futuro de la civilización la Orden aboga por una línea de acción militante pero sin sectarismos, para encauzar la consecución de los objetivos, en todos estos importantes aspectos.
          En conclusión la Orden cree que los objetivos y espíritu de la misma desde un punto de vista histórico, espiritual e ideológico deben promoverse cada día mas, recuperando los valores culturales y morales del mundo occidental.



          Código Templario

          Los que son soldados del Temple son soldados de Dios. Como tales deben siempre andar con Dios y ser más que simples mortales. Deben conducirse con humildad y ser los más honorables, los más nobles, los más corteses, los más honestos y los más caballerosos.
          El templario debe servir a la Orden y no esperar ser servido por ella. Que lo que colabore lo haga en servicio de Dios y no debe esperar recompensa salvo el saber que con ello honra a la Orden por su devoción.
          El templario no debe causar a ninguna criatura herida o daño, sea esta una criatura humana u otra, sea por ganancia, placer o vanidad. Al contrario, el templario debe intentar llevar la justicia a todos aquellos que no la reciben porque todos son hijos de Dios y a todos a concedido Dios el don de la vida.
          Ante todos los seres el templario debe demostrar caballerosidad, cortesía y honestidad, teniendo presente que son testigos de Dios.
          Un templario debe vivir cada día como un crítico del día anterior, de esta manera cada nuevo amanecer será un paso hacia una mayor nobleza.
          Ningún templario deberá ofender de forma alguna a una persona u otro ser. Para todos el templario debe ser un ejemplo de caballerosidad.
          Ninguna mujer deberá temer nada de un templario, ni de sus palabras ni de sus acciones. Ningún niño deberá padecer tampoco ese temor. Ningún hombre, no importa cuan rudo sea, deberá temer a un templario.
          Donde hay debilidad allí el templario debe llevar su fuerza. Donde no hay voz allí el templario debe llevar la suya. Donde están los más pobres allí el templario debe distribuir su generosidad.
          Un soldado del temple no puede estar esclavizado por creencias sectarias u opiniones estrechas. Dios es la verdad y sin Dios no hay verdad. El templario debe siempre buscar la verdad porque en la verdad está Dios.
          Jamás un templario debe deshonrar a otro, porque dicha conducta le deshonrará a él y llevará descrédito a la Orden.

Grandes guerreros: Samuráis


En el país del Sol Naciente, durante un largo periodo de tiempo, surgió y se consolidó una clase guerrera que provocó, con sólo oír su nombre admiración y respeto a partes iguales, nos estamos refiriendo a los samuráis.

Aún hoy día permanece en el imaginario colectivo la imagen del guerrero fiero y disciplinado capaz de combatir hasta la muerte por su honor y el de su señor, y en caso de derrota preferir la muerte ritual (harakiri) antes que llevar una vida deshonrosa. Evidentemente este tipo de visiones tienen una carga de idealización tras la que en ocasiones se tiene a difuminar, la verdadera esencia del tema tratado. No obstante, en el caso de los samuráis podemos afirmar que, pese a la mitificación de la que son objeto en la actualidad, no constituye un obstáculo para conocer su historia.

En primer lugar debemos hacer unos breves comentarios etimológicos a propósito del propio concepto de “samurai”. Literalmente, la palabra japonesa que posteriormente pasó a designar a una clase guerrera específica, significaba en su origen “guardián”, haciendo referencia a las funciones que les estaban asociadas en su inicio. Así su principal cometido en estos primeros tiempos era proteger el palacio imperial, sobre ese recinto debían ejercer la guardia. Pero no debemos confundirnos, esta era una guardia personal del emperador encargada de su seguridad y de la del recinto imperial. El emperador disponía de un ejército convencional destinado a sofocar revueltas o a hacer la guerra, y este ejército se nutría del aporte de tropas que le suministraban los vasallos sobre los que tenía pactos de fidelidad, una situación muy parecida a la que se vivía en la Europa del Medievo.

Volviendo al tema central que nos ocupa, es decir, la naturaleza de los samuráis, cabe decir, ateniéndonos a su origen, que los samuráis eran individuos de una extracción social inferior a la de la nobleza feudal nipona. Los samuráis ocupaban un escalón intermedio en la pirámide social japonesa. Estaban por encima de los siervos y artesanos, pero por debajo de la alta nobleza feudal. El estamento samurai no surge de la nada, sino que tenía en los “saburais” su precedente. Saburai era un término japonés que podemos traducir por “estar al lado de”, que recuerda a la ya mencionada función de guardia y vigilancia de los samuráis. Pero a pesar de que en un primer momento los samuráis no estaban situados en una posición preponderante dentro de la sociedad japonesa, lo cierto es que el paso del tiempo, el desarrollo de ciertos acontecimientos y en especial la. orientación de sus vidas guiadas bajo el estricto código guerrero del samurai, les irá confiriendo un status de preponderancia del que en un primer momento no disfrutaban.
En estos tres aspectos son en los que nos vamos a detener a continuación. El desarrollo de la técnica guerrera y toda la industria que lleva aparejada no es algo que surgiera a la par que el desarrollo de los samuráis. Por el contrario, con mucha antelación, se había ido desarrollando en los periodos de la historia antigua japonesa, un exhaustivo proceso de creación armamentística que incluía también un perfeccionamiento de las técnicas de combate. Desde esos primeros instantes surge en la sociedad nipona la fabricación y manejo de arcos, flechas, armaduras, lanzas y los útiles necesarios para desarrollar el combate a caballo. Sin embargo, de todas las armas usadas por los guerreros japoneses, hay una que ocupa un lugar especial, la espada. Los artesanos japoneses destacaron especialmente en la fabricación de este tipo de arma, que llegaron a alcanzar una fama legendaria máxime si una de estas katanas era empuñada por las diestras manos de un terrible guerrero samurai. Pero si el universo material que acompañaba la vida de un samurai y las caracterizaba era importante, no lo era menos el universo espiritual donde el código de samurai tenía un papel preponderante hasta el punto de que será la norma básica de actuación para todos los guerreros samuráis. No obstante, conviene recordar que esta legendaria compilación de normas, tiene su origen en el otro lado del Mar del Japón, en China. Efectivamente, el código chino Michi recogía entre sus postulados todos aquellos elementos considerados como virtudes dignas de alabanza parta la vida de un guerrero. Del continente asiático, este primigenio código, fue transportado hasta Japón donde evolucionó hasta configurar el código Bushido. En este proceso de transformación y modificación, tuvo un peso especialmente importante el papel jugado por la religión, en concreto el shintoismo. Esta religión asiática predicaba como postulado básico el respeto por las fuerzas de la naturaleza y el equilibrio del hombre en el seno de esta.

Pero además de esto, la meta de todo buen guerrero samurai era fusionarse de forma total con el Universo, y para alcanzar este objetivo, el samurai debía someterse a un duro proceso de autodisciplina en el que se primaba el desarrollo de la mente y del cuerpo, a través de procesos de entrenamiento físicos y mentales. Es en este último punto donde aparece la filosofía zen como aglutinador y catalizador de esta concepción empática de la naturaleza. Pero en el conjunto de valores propios del samurai no sólo ocupaba un lugar preponderante las meditaciones tipo zen, sino que junto a estas, en un lugar muy destacado, aparece como uno de los valores esenciales en el arquetipo del samurai, la lealtad a su señor en un primer lugar y al emperador el ultima instancia. Este es un aspecto básico a la hora de intentar emprender estas figuras del feudalismo japonés.

Evidentemente, con un sentido de la lealtad tan marcado, era inevitable que se produjeran conflictos de fidelidad en caso de que el señor al prestaban sus servicios decidiera cuestionar la autoridad imperial. Pero la propia existencia de este tipo de dilemas en la mente del samurai es una buena muestra de la vastísima riqueza ética de estos guerreros. Siguiendo esta línea de retazos espirituales de los samuráis, debemos hacer hincapié en el rechazo que les producía a estos guerreros, las compensaciones de tipo económico por sus servicios, ya que lo habitual eran retribuciones en forma de hospedaje y comida. Otros aspectos a los que debemos hacer mención, para comprender de forma global este cuerpo asiático, son las relacionadas con la guerra, el combate y sus estrategias técnicas y ejecución. En este sentido cabe decir que para un samurai, su máxima meta era ser el mejor en diferentes disciplinas de combate. Como resultado nos encontramos con que un samurai no tenía miedo a la muerte, ya que cada nuevo combate suponía la posibilidad de demostrar su propia valía y en caso de derrota, no importaba fallecer en el intento. No obstante, no todas las muertes eran igual de honrosas o aceptables. En función de las circunstancias que rodeasen este acontecimiento, se podía considerar como digna o indigna. Así pues, perecer en un gran enfrentamiento reportaba al difunto y a todo su linaje una larga serie de honores y alabanzas. Por el contrario, si el samurai abandonaba este mundo como consecuencia de una disputa menor a la que se viera arrastrado por su falta de autocontrol, el oprobio y la vergüenza se convertiría desde ese momento en sus señas de identidad y en las de su estirpe. Hay que añadir también que si en el enfrentamiento fuera vencido pero no muerto, o hecho prisionero, el samurai optaría entonces por una muerte honrosa a través del suicidio antes de seguir soportando una humillante existencia. Este acto recibe el archiconocido nombre de harakiri.

Grandes guerreros: Espartanos


La infancia del espartano era muy dura, constantemente eran sometidos a pruebas, con el objetivo de conseguir los mejores soldados. Recién nacidos, se les examinaba meticulosamente, y si poseían alguna malformación se les abandonaba o despeñaba desde el monte Taigeto. Los niños sanos vivían hasta los siete años con sus padres. Luego, el Estado se hacía cargo de los varones, haciendo hincapié en liberarlos de los miedos infantiles, la oscuridad, la soledad y las supersticiones. A veces, los educadores promovían peleas entre ellos con el fin de estudiar sus cualidades y su valor individual. Les hacían pasar hambre y frío, correr descalzos por lugares pedregosos y dormir sobre cañas que ellos mismos cortaban con las manos. Se les exigía obediencia ciega e incluso les estaba permitido robar comida, pero si los descubrían eran castigados, que iban desde morderles el pulgar hasta darles latigazos, no por haber robado, sino por haber sido sorprendidos.


Los espartanos desde pequeños también eran inculcados en un sentimiento patriótico. Sirva de anécdota del espartano que, en lugar de sentirse humillado por no haber sido elegido entre los 300 mejores ciudadanos, como él pretendía, regresó de la elección muy contento de que hubiese en la ciudad 300 mejores que él. A los 30 años, después de haber superado las continuas pruebas, tenían la obligación de casarse y se les prohibía viajar al extranjero así como poseer oro y plata, aunque si quedaban sin nada, hasta el punto de no poder contribuir a las comidas en común (Fidia), se les retiraba la ciudadanía.

Batalla de las Termópilas

La famosa batalla de las Termópilas (fuentes calientes) tuvo lugar en un paso estrecho entre las montañas y el mar, acceso a Grecia desde el norte. Tenía una longitud de 2,5 km y en algunos puntos su anchura se reducía a tan solo 15 metros. En el verano del año 480 a.C., el rey persa Jerjes condujo un numeroso ejército, según Heredoto compuesto por dos millones de hombres. Por el contrario, las tropas griegas estaban formadas por unos siete mil hombres de diferentes ciudades, bajo el mando del Rey Leónidas, que iba acompañado de los trescientos espartanos de su guardia real. Éstos se preparaban para el combate haciendo ejercicios atléticos, limpiando sus armas, e incluso peinándose y arreglándose el cabello.

La noche previa al combate, un desanimado soldado de Traquis comentó que al día siguiente, cuando los persas atacaran, sus flechas taparían el sol, a lo que un espartano llamado Dienekes respondió: " Tanto mejor, así pelearemos a la sombra". La primera avanzadilla persa fue repelida sin complicaciones por la falange espartana, por lo que el general persa envió a la guardia real persa, los llamados diez mil inmortales, convencido de que estas tropas escogidas aniquilarían fácilmente a los ya cansados griegos. Con el crepúsculo cesó la batalla sin que hubiesen podido penetrar, a pesar la gran bravura de los persas.


El rey persa descubrió un modo de vencer a los espartanos gracias al traidor, Efialtes, quien, tras asegurarse una suculenta recompensa, informó a Jerjes de que existía un sendero que, rodeando el monte Kalidromos, salía al otro lado del paso, donde sorprenderían a los espartanos por la retaguardia. Al descubrir la maniobra envolvente de los persas, Leónidas ordenó que todas las tropas griegas abandonaran el lugar de inmediato, así se salvarían y podrían volver a combatir más adelante. Sin embargó, decidió quedarse él con los trescientos espartanos para permitir a la flota griega replegarse de Atenas de una forma ordenada. Junto a ellos también permanecería los setecientos hoplitas tespieos, al negarse a obedecer la orden de retirada y abandonar a los espartanos.

Finalmente, la batalla concluyó con un retroceso de la infantería persas, debido a su continuo número de bajas por parte de los ya heridos y exhaustos griegos, y un ataque de los arqueros. Los pocos espartanos y tespieos que aún quedaban en pie sucumbieron a una lluvia de flechas. Los espartanos, que se consideraban a sí mismos descendientes de Heracles (Hércules), también murieron en el mismo lugar que el héroe...

El euskera en la II Guerra MUndial


El arte del espionaje se valió del euskera durante la II guerra mundial. Seguro que no lo utilizaron generales como Patton y Rommel, pero fue fundamental en uno de los episodios de vital importancia para el desenlace de la contienda. Aunque menos conocido, el desembarco de Guadalcanal, en las actuales islas Salomón, que llevaron a cabo las tropas estadounidenses utilizaron la lengua vasca para las comunicaciones bélicas, según recoge la revista digital Plazaola, difundida por el centro Euskararen Etxea con motivo del Día del Euskera.

Mientras que los japoneses intentaban descifrar los códigos inventados por los estadounidenses, un general, Frank D. Carranza, hijo de emigrantes vascos, se percató de que entre el cuerpo de marines había 60 hombres de origen vasco.

Argot bélico

El uso de la lengua como código de comunicación de guerra dio lugar a un verdadero argot bélico para dar instrucciones a las tropas.El euskera no sólo era incomprensible para las tropas enemigas, sino que, además, la fluidez con que lo hablaban los espías de origen vasco permitía dar mucha velocidad a los diálogos. Bastaba con colocar marines que supieran inglés y euskera en ambos lados de la comunicación. El argot se extendió con expresiones más o menos fijas. «Egalari lagundu» (ayuda al piloto), «Egon arretaz egunari» (atentos al día X), Segarra erragiza, (operación manzana), fueron algunas.

Hasta la orden que marcó el inicio de la batalla de Guadalcanal fue cursada en la lengua vasca en agosto de 1942, según los datos del historiador Daniel Arasa. En la misma batalla, el bando aliado también utilizó otros idiomas desconocidos para los japoneses como el comanche y el navajo. El uso de este último, que fue relatado en la reciente película The

domingo, 30 de noviembre de 2008

Ordalias: Los juicios de Dios



Hace unos días leí en una revista una "tradición" curiosa en la Europa medieval. Se trata de una costumbre cristiana que tenía ciertas repercusiones en la vida social ya que estos juicios eran los que se usaban a la hora de mantener el orden social de esa época a modo de práctica judicial.
Se trataba de una prueba de carácter mágico o religioso destinada a demostrar la inocencia o culpabilidad del acusado recurriendo a la "intervención de la divinidad".Estas prácticas eran realizadas por babilonios, asirios, hebreos y diversos pueblos africanos y asiáticos de forma habitual. En el occiedente europea heredó esta tradición del mundo gérmanico.
La ordalía estaba reglamentada en el derecho germánico y se utilizaba sobre todo para resolver procesos procesos de carácter penal. La prueba podía consistir en algo tan simple como lanzar un acusado al río y esperar a que llegase a la orilla: si no lo conseguía se le consideraba culpable. Mayor popularidad tuvo la llamada "ordalía del agua fría", en la que se sumergía atado de pies y manos en un foso lleno de agua y se veía lo que ocurría. En caso de que el sujeto se hundiese en el agua el veredicto era de inocencia, pero si salía a flote era culpable, porque se creía que el agua lo rechazaba.
También podemos encontrar numerosas ordalías a parte de las nombradas: "ordalía del agua caliente"(el acusado debía sacar piedras del agua hirviendo y se veía en unos días si seguía teniendo quemaduras), "ordalía de las candelas"(una candela para el acusado y otra al denunciante, ganando aquella que se consumiese más tarde) o también el llamado "duelo judicial" donde el acusado y el denunciante se enfrentaban en un duelo para saber quién era inocente.
Estos son solo unos ejemplos de la repercusión que tenia la figura del cristianismo en la Edad Media y donde nos podemos dar cuenta de lo mucho que ha evolucionado el hombre desde entonces (o no? ^^).

Una historia acaba de empezar

Aquí da comienzo una nueva andadura por el mundo...por el mundo de lo desconocido, de lo curioso o incluso de lo sorprendente; Un mundo por donde nosotros ,buscadores, seguiremos vagando...Ya lo dijo Jorge Bucay: "Un buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra".


"Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar;[...]
[...]Caminante no hay camino
si no estelas en la mar"
Antonio Machado